Dicen que los retiros te puede llegar a “morder”.
Yo nunca había escuchado este término, pero el retiro pasado comprobé que es 100% cierto.
Morder: agarrar, lastimar, joder, incomodar, hacerte querer salir corriendo y volver a la rutina diaria en la cuál te escondes.
Y si los retiros te pueden morder, éste a mí me tomo de la yugular y no me dejó ir por dos días completos.
La Dificultad Del No-Hacer
Llegué emocionada, pero muy pronto mi entusiasmo comenzó a tornarse en ansiedad cuando me percaté de que no podría estar al tanto del trabajo y los proyectos que tengo andando; de que en verdad tenía que apagar el teléfono, la computadora y ponerme a merced del tiempo que, sin distracción, se vuelve lento dándonos oportunidad de de ver lo que realmente sucede.
La paradoja máxima: No hay tema que me angustie más que el paso del tiempo y la pérdida de oportunidades de vivir/hacer/experiementar, pero ahí, el segundo día ya estaba contando las horas que faltaban para que el retiro terminase, para volver corriendo a casa y comenzar a resolver pendientes; a escribir este texto.
El segundo día, después de apagar el celular, me atacó un cansancio que en verdad no reconocía propio. Mi cuerpo quería dormir a media práctica de yoga, en clase, a la hora de la comida y obvio, quería dormir en la meditación…
Estaba ahí, con todo el tiempo del mundo (cosa que muy rara vez siento) y sin poder “usarlo” para hacer/crear.
¿Entonces?, ¿qué hago?, me preguntaba desesperada mientras me daba cuenta de que mi cuerpo está acostumbrado solamente a dos modalidades: hacer o dormir… Entonces, cuando deje de hacer, éste decía: Duerme.
Pronto entendí que ese era el tema: estar tan acostumbrada a la acción frenética y en todo momento, que no podía parar. Parar para mi cuerpo significa: ya acabaste, ve a descansar.
Tambien entendí que yo, quien me proclamo relajada, vivo en tal grado de estrés que sí me detengo, mi cuerpo lo identifica como una oportunidad única de descansar y desconectarse.
No podía estar en modo SER, y justamente a eso había venido.
¿Qué hago?, me preguntaba, ¿qué hago?, le pregunté a mi tan paciente maestro.
Nada, fue la respuesta que temía y sabía que llegaría: Nada. No te resistas al sueño porque eso es hacer, y si te digo lo qué debes hacer también estoy satisfaciendo tu necesidad de acción, así que no hagas.
Haz: NADA.
No te duermas, pero observa tu necesidad. No te escapes, pero escucha tu deseo, no te pongas a trabajar, pero contempla el condicionamiento de tu cuerpo.
Esto, hacer nada, hará que todo lo que hagas después surja de otro modo.
Y le creí, porque su respuesta resuena en mi con la misma fuerza con que he buscado y gravitado a esta práctica hace más de diez años…entonces no hice nada.
La práctica mejoró, pero lo más importante es que yo mejoré. Entendí que el gozo no yace sólo en el hacer, cosa que no debo permitir que se me olvide. Aprendí que Ser es suficiente; parar y ser.
No buscar logros, fines, vistas, aprobaciones ni aplausos.
Somos, así: suficiente, seguros, enteros.
Y por ello, cuando después de 63 horas logré sentirme más en calma, temí el fin del retiro y la vuelta a la cotidianeidad.
Porque sé que siempre es más fácil meditar/ayunar/comenzar algo en un ambiente controlado; entiendo que es un práctica diaria, un recordatorio que debemos hacernos, un volver y volver y volver a nosotros, muy a pesar de todo lo que nos digan, de todo lo que nos lance el mundo, de todo lo que se nos pida e imponga.
La meditación es darnos el tiempo para volver a nosotros mismos; a este centro de nada, en donde todo está en potencia, en semilla y en posibilidad. En donde somos, y así, todo está bien.
Ahora estoy en casa y estoy tranquila. Regresé hace dos semanas y aunque he sido más constante en mi práctica de meditación, también he fallado. Hoy es domingo, así que saco mi calendario y planeo ser constante toda la semana que viene, ojalá dos y tres y muchas más.
Pero lo que más me queda de todo este retiro es a mi maestro Kavindu diciendome: No hagas nada y observa; observa tu necesidad, tu deseo, tu miedo, tu intensión. Observa lo que tu cuerpo te está pidiendo y abrazalo; sé compasiva contigo mismo, sé dulce y acoge tus miedos como acogerías a tu mejor amiga; con amor y con mucha compasión.
-Thich Nhat Hanh escribe hermoso sobre esto así que les prometo otro artículo muy pronto-
Sobre la Alimentación en el Retiro
Ahora que lo pienso me parece que el tema de la alimentación y la salud es muy similar al de la meditación y el trabajo personal. Es una práctica cotidiana, nada sencilla pero que rinde sus frutos con el paso del tiempo, y éstos son gozosos, dulces y alegres.
La alimentación en el retiro no pudo haber sido más deliciosa, sin embargo también me hizo darme cuenta de que mientras mi consciencia alimenticia y mi compromiso con mi propia salud aumenta, así las restricciones y la posibilidad de comer “lo que sea”.
Ya no puedo disfrutar un pan dulce sin pensar: ¿qué me está dando esto?… a menos de que sea el pan más delicioso del mundo y en ese caso la respuesta sería: Alegría total. (sólo así es justificable) ?
Me doy cuenta, fuera de casa, de que los alimentos supuestamente “sanos” pero llenos de azúcar se escabullen en nuestra vida en todas las formas y formatos: yogurt, granolas, jarabes, jugos de fruta, pan de caja, gelatinas.
Regresé preparada para el #retomalazucar, pero sobre para seguir en esta búsqueda de bienestar, salud e introspección; para seguir cuidándome, practicando la meditación y buscando encontrar un balance justo entre la creación, la productividad, el trabajo, la alimentación, el gozo y un estado de profundo bienestar personal.
Les mando mucho mucho amor, Cocó ❣️
P.D: Si alguien está interesada en tener más información o detalles sobre éste retiro o sobre la meditación dejenme un comentario aquí abajo y con mucho gusto les cuento más.
Créditos de las fotos (en órden de aparición): itsreuben, maria_febrer, Clare Nicolson
Buenas
Estuve leyendo tu articulo y hay cuantiosas cosas que no
conocia que me has aclarado, esta maravilloso..
te queria devolver el periodo que dedicaste,
con unas infinitas gracias, por aconsejar a personas como yo
jejeje.
Adios
Hola, gracias a ti por tu lectura y tu tiempo.
Hola! Te entiendo totalmente sobre los retiros de meditación y silencio… y más cuando son con los 8 preceptos! Quisiera mas información del que hiciste pues ando buscando uno corto, aquí en México.
Muchas gracias por compartir tus experiencias!
Hola Allin,
Sí, nunca es sencillo, pero ¡cómo vale la pena!
Este retiro, del que les cuento acá, fue con Yoga Espacio y especialmente con Kavindu. 🙂
¡Gracias ti por tu lectura y tu tiempo! Un abrazo fuerte, Cocó
🙂
Esta genial tu articulo y hay muchas cosas que no sabia que me
has enseñado, esta maravilloso.. te queria agradecer
el espacio que dedicaste, con unas infinitas gracias, por preparar a personas como yo jijiji.
Besos