La comida es mucho más que alimentación.
Cuando comemos, nuestros cuerpos no solo absorben nutrientes para seguir funcionando.
El acto de comer es una experiencia compleja que implica mucho más que simplemente dar energía a nuestras células (aunque, por supuesto, darles “suficiente “ energía es esencial).
El comer también es un acto que conlleva mucho placer, socialización, tradición y comunidad; creatividad y conexión.
El nutrirnos, verdaderamente, va mucho más allá de proveernos los nutrientes suficientes para funcionar; de hecho, la nutrición es sólo una pequeña parte de la historia de cómo la comida ha funcionado a través de la historia.
Pero la “nueva” cultura de las dietas, la cual pretende ser 100% acerca del “bienestar”, solamente trata a los alimentos en términos de nutrición y salud física (números, nutrimentos, datos…) pasando completamente por alto el papel que juegan los alimentos en la salud mental, en la historia emocional y en el bienestar de cada ser humano.
Al negar los aspectos mentales y emocionales de la comida, la cultura de las dietas no cumple con su llamada función “holística”, ya que una verdadera salud holística o integral debe considerar tanto el bienestar mental, físico y emocional de cada persona.
Piénsalo un poco; si tu mentalidad o tu acercamiento a la comida y a la actividad física te hacen sentir ansioso, obsesivo y/o angustiada/o en lugar de alegre, plena y nutrida, entonces no importa cuánta col rizada o espiriluna estés consumiendo, en realidad NO estás haciendolo por tu salud.
Con mucho amor y deseo de irnos adentrando en estos temas, Cocó
Imagen por Axel Oswith
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