Hoy me desperté un poco enferma, físicamente. Ayer me acosté en cama, agotada, rebelándome un poco de los comentarios restrictivos o pasivo-invasivos que a veces siento -en mi familia- en torno a la comida y así, inconscientemente marcando quién decide sobre mi cuerpo, me devoré una bolsa entera de gomitas.
Y a pesar de que hace meses he comprendido que el trabajo que debo hacer en torno a mi alimentación y la aceptación de mi cuerpo va por otro camino, despierto queriendo hacer dietas, restringirme, castigarme por lo que hice. Entiendo que no es sencillo, que será un trabajo de vida.
¿Por qué es que quiero comerme al mundo entero por las noches, a solas, cuando estoy descansado? ¿Por qué es que me duele tanto que alguien más me diga lo que debo o no comer?
En mí reconozco un vínculo entre el azucar y el cariño, un lazo emocional que me dice que esos dulces me los he ganado, que un día de doce horas de trabajo debe terminar así, consintiendome.
Y hoy al despertarme, después de escuchar a mi mente crítica y saber que ese no era el camino que debía seguir, pensé… ¿qué es lo que me impulsa a comer así? ¿Qué estoy queriendo experimentar? ¿Qué quiero sentir?
Entonces, intuí que la mayoría de mis comilonas sin razón tienen poco que ver con el deseo de un dulce (el cual puedo saciar sin problema y al que no le veo nada de malo) y mucho con el miedo y el control (dos emociones muy hermanas); con un juego de poder que vivo entre: “yo decido lo que como” y… “tengo miedo a no poder sentir este placer mañana”… “este cuerpo es mío y yo decido sobre el”… “esta vida es mía y no quiero restringirme”…
El tema de la alimentación en la sociedad y en las familias, muchas veces está estrechamente relacionado a un tema -inconsciente o no- de control y de poder.
Comer es algo vital y muy ínimo en el sentido de que el alimento es lo que introducimos en el cuerpo para sobrevivir. Por eso mismo, el tener o no tener control sobre lo que comemos juega roles muy importanets en nuestra vida.
A veces sientes que no tienes control sobre nada en tu vida y entonces, la comida puede convertirse en un chaleco salvavidas… “no tengo control sobre nada, pero al menos controlo qué es lo que me como y qué le doy a mi cuerpo”… con este pensamiento podemos caer en extremos de cuidado o de abuso.
“Mi día fue un caos entonces al menos me consuelo con un pan dulce en la noche”… “mi día fue hermoso, tengo que celebrar con ese pastel”… “todo el mundo me dice que me caería bien una dieta… menos hago dietas porque este cuerpo es mío y quiénes son ellos para decirme qué hacer”
En cualquier caso perdemos porque libertad es no estar atado a lo que digan u opinen los demás; libertd es no necesitar justificaciones, pretextos o excusas para hacer lo que se nos de la gana. (sin hacer daño… obvi)
Si alguien te dice qué debes o no debes comer, la emoción que eso puede despertarte va mucho más allá del mero comentario o “consejo”. Puede despertar disparadores internos de falta de control y de roles de poder. Por eso mismo, personalmente considero que decirle a alguien qué comer puede ser contraproducente y dañino;* puede convertirse en un disparador interno que contrario a lo esperado produzca en quien recibe estos consejos una necesidad de reafirmar que el/ella y solo el/ella tiene control y poder sobre lo que come y debe así demostrarlo.
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Existe una cultura tan arraigada de dietas, verguenza, placer y diversas etiquetas en torno al tema de la alimentación que el tema se presenta de forma distinta para cada persona segun su contexto social, familiar, de genero, etc., sin embargo, en una búsqueda por hacer el menor daño y estar lo mejor posible mi aprendizaje de ayer a hoy es…
no me ayuda que me averguencen por comer lo que he elegido comer, no me sirve que me digan qué debo o no comer porque eso indica que mis elecciones no son correctas o no son las “debidas”… me ayuda un entorno libre de conotaciones negativas y extremas en torno a los alimentos.
No hay comida buena o mala … sólo las consecuencias de comer una u otra comida, las cuales pueden ser o no deseables para nosotros (los únicos en determinar eso). Cualquier decision es la correcta si estamos conformes con sus consecuencias; y si no lo estamos cualquier momento es bueno para re-comenzar.
Hoy comienzo de nuevo. Poco a poco. Me escucho sintiendome culpable, mal y enojada conmigo y escucho para después ser un poco más suave. Me recuerdo que este cuerpo es mío y que sólo de mi depende cómo se sienta, como se comporte y lo que coma. Así bajo por un vaso de agua, un cafecito con leche, y volvemos a empezar.
Con todo mi amor, Cocó 💜
* Este artículo NO está enfocado al tema de la alimentación y la orientación con niños.
* Toda la información contenida en este blog está basada en experiencias, opiniones y aprendizajes personales. No me declaro ninguna autoridad en el tema y definitivamente no pretendo decirles qué hacer.
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